¿Quién no ha tenido o tiene leves pérdidas de memoria o despiestes?. ¿quién no ha salido de casa y ha buscado durante un tiempo las llaves, para después encontrarlas en el bolsillo de la chaqueta, o encima de una repisa, o delante de nuestros ojos?
O cuando hemos ido a buscar un papel, y hemos removido la casa entera, para encontrarlo en un cajón, metido, porque cuando lo pusimos allí pensamos que era el mejor sitio para encontrarlo rápidamente?
Estos pequeños despistes no tienen mucha importancia. La vida tan ajetreada que llevamos, que queremos hacer mil cosas a la vez, y todas queremos hacerlas bien, nos lleva a situaciones que no podemos controlar.
La edad también influye en estos despistes, y por eso hay que empezar a realizar ejercicios mentales, seguir una alimentación correcta y descansar lo suficiente para que la mente descanse tambén, y le dé tiempo a asimilar todo lo que aprendemos durante el día.
Es importante no agobiarse demasiado por estos olvidos, ya que podemos dañar más nuestra memoria, al someter al cerebro a un estrés continuo.
Los despistes, en general, son una simple anécdota mientras no se produzcan males mayores: olvidar una cita, encontrar las gafas en el sitio más inverosímil, no encontrar las llaves del coche, cuando están puestas en la cerradura, son despistes menores.
Para la psicóloga Isabel Menéndez, "las distracciones son mensajes de agotamiento emocional y de estrés que nos envía la mente". "Cuando la mente se encuentra saturada por estrés o sobrecarga de trabajo, empieza a seleccionar lo que más le interesa y olvida otras cosas menos importantes en ese momento ".
Según Schacter la distracción es un momento de desconexión entre la atención y la memoria.
"Un momento que se debe a un tercer factor, como puede ser el estrés, la acumulación de tareas o tener un asunto tan importante en la cabeza que, sencillamente, no hay espacio para nada más ".
La rutina también es un factor desencadenante. El hacer tareas rutinarias que no requieren mucha atención, por lo que el cerebro no necesita trabajar. Se trabaja automáticamente. Esto puede traer despiestes, ya que mientras realizamos la tarea en cuestión, se hace otra cosa a la misma vez. Ejemplos los tenemos en la conducción, cuando una persona está muy acostumbrada a conducir, no necesita prestar tanta atención como los novatos, por lo que a veces utilizan el móvil, o encienden un cigarrillo, o buscan una emisora en la radio, o intentan ponerle el cinturón a sus hijos con el vehículo en marcha, etc.
"Está comprobado que muchos errores de este tipo son atribuibles a una constante dispersión de la atención, algo habitual en la vida diaria".Un despiste es una forma de enmascarar el estrés.
Hay quien afirma que la capacidad para tener toda la atención centrada en un tema deja los demás totalmente desatendidos. Estos últimos pueden incluir cualquier situación cotidiana.
Pues todo es por lo que me pasó ayer.
Quienes me conocen ya saben que, de vez en cuando, tengo algún despiste. Se me olvida comprar algo cuando voy al supermercado, especialmente para comprar eso. O no sé dónde he puesto algo importante (luego lo encuentro). O se me olvida llamar a alguien, cuando llevo todo el día pensando en llamarlo, etc., etc... Podéis visitar mi blog, y encontraréis alguno de estos despistes.
Pero el de ayer supera a todos los anteriores. No sé si será la edad, no sé si será el estrés, las preocupaciones... pero ayer me reí más que en toda mi vida.
Desde las 8 de la mañana que llegué al trabajo, hasta pasadas las 10, casi sin parar de reír. A carcajadas. Nunca me había pasado.
Y durante toda la mañana, cada vez que miraba hacia abajo, no podía dejar de reír.
Me levanto a las 6'30 horas. Cojo la ropa del tendedero, plancho algunas prendas, preparo los ingredientes en la panificadora para el pan integral que le llevaré después a mi madre, preparo el desayuno para Manolo y Manuel, hago zumos de naranja naturales para los cuatro, me ducho, me arreglo, y me pongo los zapatos.
Salgo de casa, y Manolo me espera abajo en el coche.
Al llegar a mi trabajo, al subir la rampa de acceso a mi oficina, noto que cojeo al andar, como si tuviera un tacón más alto que otro, como si uno estuviera más gastado que otro.
Miro hacia abajo: ¡¡¡¡¡HORRORRRRRR!!!! Tenía un zapato de cada clase.
Subí el ascensor muerta de risa, no podía parar de reír, yo sola, mirando mis piés, mirando mi cara reflejada en el espejo del ascensor, sin dar crédito a lo que veía. Ya no había solución. Sabía que alguna vez me pasaría. Pero no estaba preparada para esto.
Los dos negros, sí, pero diferentes.
Mi mesa está en la entrada de la oficina, donde pasan todos mis compañeros al llegar a su puesto de trabajo. Primero Gracia, me escucha reír, y se une a ver qué me ha pasado. Comienza a reír también, después Maite, nos escucha a las dos, partías de risa; se acerca, mira mis piés, y comienza a reír, a carcajadas. El ambiente se va caldeando: Mª Ángeles, Mila, Marco, Gema... Y así, uno tras otro, se acercan. Aquello fue un espectáculo. Y las preguntas sobraban:
"- ¿NO te has dado cuenta al salir de casa?- No, claro que no....
- ¿NO has notado un zapato más alto que otro? - Pues no, al principio no....
- Al ponértelo, no has notado que uno era más abierto que otro? - Que no, que si lo hubiera notado....
Preguntas donde la única respuesta era una sonora carcajada. La cara colorada, las lágrimas en los ojos.
Intentaba escribir algo en el ordenador, y se me nublaba la vista, y se me iba de nuevo a mis piés...
Mejor tomárselo a broma. El despiste ya se ha producido, ahora me queda esperar que no se vuelva a repetir.
Pero en las conversaciones, había muchos comentarios sobre "otros despistes históricos".
- Aquel psiquiatra que llevaba siempre los calcetines y los zapatos de distinto color.
- Aquella profesora que se iba a clase con la pinza del pelo recogida, o el rulo y la horquilla, y que cierto día salió arreglada para ir a una boda, y se dio cuenta que todo el mundo la miraba: "¡ah, qué mona debo de ir, todo el mundo me mira...". Cuando se dio cuenta no llevaba la parte de abajo del traje. Iba con la combinación.
- O aquel profesor, que mientras daba clases, se dió cuenta que llevaba las zapatillas de estar en casa.
Personas muy inteligentes, personas muy capacitadas... Ese es mi consuelo. Si ellos pueden, pues yo también...
Algunas Joyas de "EL MUNDO DEL DESPISTADO" dice que una de las características más habituales de los Superinteligentes es el gran despiste en muchas de las cosas de su vida diaria, entre las cuales se encuentra:
- Ponerse un calcetín, o un zapato de cada color...
A mí esto me suena de algo, ¿Seré una persona Superinteligente y no me he enterado?
Creo que todas las personas en su vida minimo se olvidaron las llaves.
ResponderEliminarQué gracia !!! Qué buen humor !!...Ten cuidado no sea que te confundas a tu gata Lía con una estola ...!!
ResponderEliminarEres la leche MªÁngeles! jajajajaaa!!!! me imagino la situación y también me hubiera partido! jajajaaaa!!! no lo puedo remdiar y yo que tengo la risa flojajajajajaaaaaa!!!! me ha encantado leerte y no veas la sonrisita que me has dejado en la cara! y mira que horass! me voy fresco como una lechuga para cama gracias a ti!!!! eres genial!
ResponderEliminarque pases un tremendo finde maja! y sigue con ese buen humor ke tienes!!!
;-)
jejej qúe bueno!
ResponderEliminaruna experiencia más para contar :)
todos tenemos nuestros despistes alguna vez
saludos!
jajaj..a mi de lo que cuentas si hay cosas que me han pasado,pero lo de los zapatos..jaja...yo tambien me he reido...contigo,vale?no de ti....
ResponderEliminarEeres la leche, lo que a ti no te pase. yo cuando te vi no me lo temrinaba de creer, yo pensé en un momento que tenías el otro par guardado por ahí, pero no, después eché cuenta que sí es algo que te podía pasar. Aisssss, lo mejor fue ver cóm te reías. Lo mejor de todo es reirse de uno mismo en esas situaciones.
ResponderEliminarMuchos besos!
Bueno, al menos te ha servido para reir unas cuantas horas y no es para menos. A ver si vas a ser un genio y cualquier día te dan el premio Nobel, jajaja.
ResponderEliminarBesos.
jajajajaajajjajajaja. Bueno, a mí eso no me ha pasado, pero sí he salido de casa con las zapatillas de estar en casa. Menos mal que sólo llegué al garaje... jajajajajajaj. Alguna vez he intentado meter la ropa sucia en la nevera o se me olvida comprar lo que justamente iba a comprar. Es debido a que hacemos muchas cosas de manera automática y tenemos demasiadas cosas en la cabeza, así que no te preocupes... Pero lo tuyo fue realmente gracioso. Yo también me hubiera tronchado de risa. Hay que tomárselo así... jejejejeje
ResponderEliminarUn besoteeeeeeeeee
Que bueno nena, para que veas que no solo tu eres despistada. Un dia habia quedado con Antonio, entonces eramos novios, y al muchacho se le olvidó que llevaba puesta en la coronilla la pinza de su madre ajajajajajaja, si ya sabes cuando duermes y te sale el kiriki detrás.
ResponderEliminarNo veas cuando me di cuenta, no podia parar de reir se habia paseado con esa pinza (de las metalicas con las que se cogen los rulos) desde San Felipe hasta el Paseo de la Estación.
En fin, espero que te sirva de consuelo.
UN beso
Afri
Ayyy, que me deshovarío de la risa (los hombres dicen descojono), si no es pá menos, si es que va una tóa dislocá con las prisas para que toda la familia esté servida como dios manda y, claro, tenía que pasar, si yo te contara....!!, entre las dos escribiriamos , no un libro, noooo...., si no un lote para vender por semana de tantas anecdotas graciosas que nos pasa por correr tanto e ir tan a lo loco.
ResponderEliminarSe me han saltado las lágrimas de tanto reír con esta. Gracias por hacerno romper una buena carcajada, es la mejor terápia para todo.
Un bezaso muuuu fuerte de Ángeles a otra MªÁngeles y malagueña.
jajajaja! qué gracia! Y mira que son distintos los dos! jajajaja!
ResponderEliminarla verdad es que a mi nunca me ha pasado nada parecido, pero si me levantase tan temprano, ten por seguro que sería capaz de cualquier cosa! ajajaja
Me gustaría haber estado en tu oficina para verte!
Un saludo!
natalia
Bueno, bueno, bueno, un señor despiste, sí señor. A mi no me ha ocurrido nunca algo parecido, pero sí los típicos como los que tú comentas: no recordar dónde guardas algo, olvidar llamar a alguien, pero junto a éso está la pérdida de memoria que yo ya voy achacando a la edad, y éso que no soy nada mayor (40), pero la retentiva no es la misma que ni siquiera hace diez años.
ResponderEliminarMuy buena anécdota que como siempre, a pesar de los apuros del momento, al final queda en algo gracioso.
Saludos.
Bueno , bueno... esto de los despistes es la caña... A mi madre le paso que estuvo buscando la cartera durante 2 semanas.. casi va a anular todas las tarjetas, el dni... jajajajaja
ResponderEliminarhasta que un dia que tenia mucha prisa saco unas lentejas del congelador!!!! Tenia las Tarjetas CONGELADAS guas guas... no paramos de reinos en 2 meses.. era nombrar el congelador... Madre mia me parto
Qué bueno!! Sí que me he reído sí, yo también tengo de estos despistes y me parto de risa sola!
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