Después de mi visita a Jaén, en el Encuentro culinario sobre el Aceite de Oliva Virgen Extra, me paso muchos ratos del dia pensando qué variedad de aceite utilizar en este plato o en el otro.... Imaginando sabores si utilizo arbequina, o picual, o quizá el coupage. Y para satisfacer esa curiosidad, nada mejor que meterme en la cocina, coger una de las botellitas que me enviaron de Aceites OLEOBÉTICA, abrirla, olerla, y echarla en la sartén, a ver qué tal se lleva con los otros alimentos que voy a utilizar.
En Baeza, la Interprofesional del Aceite de Oliva Español nos regaló un libro sobre los aceites de oliva, y y de él he sacado esta receta. Me apetecía, que ya que se han molestado en regalarnos un libro tan maravilloso, hay que darle un buen uso, y aprovechar estos conocimientos e ideas.
Y para este primer plato he elegido los calabacines, que tienen un sabor suave. Me apetece ponerle un aceite de oliva de la varidad COUPAGE, que debo reconocer que no había escuchado antes. ¡Vaya, que no sabía ni que existía! Y Gracias a Oleobética Aceites, he llegado a tener en mis manos una de estas botellas oscuras y esbeltas, para utilizar en mi cocina.
Este aceite es una mezcla de varias aceitunas, consiguiendo un equilibrio de sabores muy apropiado para este plato, ya que lo ensalza, pero no lo anula.
Es una sorpresa para el paladar y el gusto, ya que no lo había probado antes, y por eso lo "caté" antes de utilizarlo. Cogí mi copa , eché poca cantidad, lo tapé mientras leía las chuletas de la cata que nos hizo Teresa Pérez, lo balanceé sobre la palma de mi mano, y después lo olí y probé un sorbo, mientras lo repartía por toda la boca y "pa dentro". Aceite frutado, con notas de césped, hierba. Al entrar en la boca es ligeramente dulce, pero poco a poco se vuelve más picante, no demasiado. En realidad, el sabor es un poco confuso, ya que me recuerda al picual, y si sigo tomando sorbitos, también a arbequina. Pero es delicioso, es un aceite equilibrado, sin estridencias.
Ingredientes para 4 personas (que ya que lo hago, me gusta disfrutarlo en familia):
Cuatro (4) calabacines,
Tres (3) cucharadas soperas de aceite de oliva,
Doscientos (200) g. de panceta,
Dos (2) cebollas,
Un (1) diente de ajo,
Cuatro (4) tomates colorados,
Un poco de sal y un poco de pimienta.
Preparación:
Primero lava los calabacines y pélalos pero sin quitarle demasiada piel.
Corta en rodajas y saltea en una sartén, con un poco de aceite, durante más o menos ocho minutos. Salpimenta.
Retira con una espumadera, y reserva. En el mismo aceite rehoga la panceta cortada en tiras, con las cebollas cortadas en rodajas finitas.
Ahora pica el ajo y se lo añades y los tomates pelados y cortados en trozos pequeños.
Deja cocer unos diez minutos y recupera los calabacines que habías reservado.
Todo junto deja cocinar otros cinco minutos.
En un plato, saca los calabacines, y pon encima el sofrito.
De vez en cuando la vida, nos regala momentos únicos, recuerdos, olores y también nos regala sabores.
De vez en cuando la vida, nos brinda la oportunidad de formarnos, de compartir, de informar y de transmitir.
La semana pasada fui invitada por la Organización Interprofesional del Aceite de Oliva Español a un encuentro culinario en Baeza, Jaén, para conocer más a fondo los secretos del aceite de oliva virgen extra, los beneficios, sus raíces y las posibilidades que ofrece en la cocina, y en la gastronomía.
Del 17 al 18 de abril, en una jornada intensa, aprendí mucho más sobre nuestro oro líquido, la base de nuestra alimentación, el corazón de la dieta mediterránea.
El viaje de Málaga a Jaén lo hice en tren, en compañía de Pepe Maldonado, conocido en internet como Pepekitchen. El viaje se hizo más corto, entre charlas y charlas, y la conversación giraba, ¡cómo no!, en torno a la cocina. El paisaje iba cambiando, mientras el tren avanzaba.
Recogimos a Ana, de Cocinando entre olivos, que venía de Granada. El encuentro fue muy cariñoso, ya que nos conocemos, y siempre es un honor compartir con ella algo así. Se aprende mucho a su lado.
Más tarde recogimos en la estación del tren a quienes venían de otras partes de España, entre ellos a Alejandra Feldman, de Cocina con encanto. También nos fundimos en un fuerte abrazo. Hacía tiempo que no nos veíamos, pero la última vez fue tan divertido, que aún nos reimos al recordarlo.
El hotel en el que nos alojamos en Baeza es un hotel encantador, La Casona del Arco. Tradición y nuevas tecnologías se llevan muy bien en este hotel situado en el centro de Baeza. Muy acogedor.
Lo primero que nos sorprendió mientras paseábamos por las calles empedradas de Baeza, era el olor a aceite de oliva, y nuestra primera parada fue en La Góndola, donde Ana hizo de guía gastronómica, y nos recomendó los Ochíos de pimentón. Yo conocía los ochíos de Jaén, los dulces, los que me recuerdan a los recreos de mi cole, pero no éstos. Son bollitos de pan de aceite de oliva, y matalauva, untados con una mezcla de pimentón y aceite de oliva, y sazonados con sal gorda.
NO quedaban, qué pena. Pero como la gente de Jaén es tan "güena", sin desmerecer a nadie, pronto salieron a buscarnos unos cuantos para probarlos. ¡Qué detalle! (¿se nota que me crié en Jaén, y mi familia es de allí, y le tengo un cariño muy especial a Jaén?, ¡no creo, disimulo muy bien!, jejeje).
Foto: http://experienciashosteleras.blogspot.com
Y la cena del primer día fue en el Restaurante "Villalar". Un restaurante tranquilo, acogedor, y donde estuvimos muy a gusto compartiendo mesa. Nos recibió muy amablemente la dueña y cocinera, y nos explicó lo que íbamos a desgustar. Una cocina mediterránea y casera, con el ingrediente principal del Aceite de oliva virgen extra. Platos que me traían muchos recuerdos de la cocina de mi madre: habitas con jamón y huevo, tomate con bacalao y habas, paté de perdiz (riquísimo), salmorejo con berenjenas, croquetas caseras, espinacas esparragás (que tuvieron mucho éxito), lubina con verduras al horno, y un surtido variado de repostería. Todo muy sabroso. El licor de hierbas después de la cena me sentó muy bien.
La mañana del 18 nos recibió con un cielo encapotado, y algunas gotas de lluvia mojaron el suelo. Y en la cafetería del hotel nos recibieron unos dulces típicos de esa zona: pestiños, piquitos de pimentón, magdalenas, bollitos de aceite con azúcar, etc...
La jornada, a partir de ahí, se desarrolló en la Hacienda La Laguna, donde se encuenta la Escuela de Hostelería y Turismo La Laguna. Allí nos recibió, muy amablemente, su director, Agustín, quien nos contó un poco la historia de la zona, del nacimiento del museo del Aceite de oliva, y en qué se ha convertido la Escuela, y su entorno. Una escuela donde estudian más de 200 alumnos y alumnas de toda Andalucía. Hay una relación estrecha entre la Escuela y el aceite de oliva, y se organizan muchas actividades y eventos para dar a conocer este producto. Su objetivo: Enseñar a cocinar a las nuevas generaciones, con aceite de oliva.
El museo del aceite de oliva fue nuestra primera visita, rápida, porque el tiempo apremiaba, pero muy interesante. En él pudimos ver los antiguos sistemas de elaboración del aceite de oliva, algunos de ellos con técnicas milenarias. Muy bonito fue el jardín de variedades de olivos de diferentese países, hasta 30 variedades. Fue curioso ver de cerca lo distintas que pueden ser las hojas, el fruto, en cuanto a color, tamaño, etc...
Más tarde pasamos a realizar una cata de aceite, bajo la batuta de Teresa Pérez, Gerente de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español y portavoz del Programa Europeo. Se cataron cuatro variedades: arbequina, hojiblanca, picual y cornicabra.
Aprendí mucho de esta cata, a que el aceite debe de estar en una copa opaca, generalmente de color azul. ESto es para que quienes caten no se dejen llevar por la tonalidad, porque no determina la calidad del aceite. Se debe catar la misma cantidad, y a temperatura corporal, por lo que debemos de tomar la copa con la mano y bailarla en la palma de la mano, suavemente y así templarla. Se tapa el vaso para que no se desprendan los aromas.
Primero olerlo, y luego tomar un sorbito muy pequeño y pasarlo por toda la boca.
Los atributos o características organolépticas de los aceites, pueden ser los propios de la aceituna del que procede, o adquiridos, que dependen de la salud del fruto, de la elaboración y del estado de conservación del mismo.
Y estos fueron los resultados de la cata, en líneas generales:
1º ARBEQUINA: Importante, según Teresa Pérez, ver cómo evoluciona en boca. Calentar y oler.
En boca sabe más a hierba. No tiene muchos matices. ES un aceite muy sencillo de introducir entre los consumidores, por su aroma suave y el sabor más dulce. Amarga y pica muy poco. El sabor suave refuerza el gusto de los alimentos con el que se cocina, pero no lo enmascara.
2ª HOJIBLANCA: Sabe más a hierba, a césped recién cogido, tras una suave lluvia. En boca se percibe de forma muy rápida el picante. Es más persistente, y bastante equilibrado entre el amargor y el picante. Un aroma y sabor más intenso. Esta variedad de aceite, cambia rotundamente el sabor de un plato cocinado con él, pero lo mejora sin duda.
3º PICUAL: La variedad picual es la más importante del mundo. Propio de la zona de Jaén. Representa el 20% del olivar mundial, y el 50% en España. Un tipo de árbol que se adapta muy bien a diversas condiciones de clima y suelo, y tiene una producción alta.
No tiene tanto aroma a hierba como los anteriores, más bien a hoja. Es más intenso en boca, más a hierbas aromáticas. En boca destaca su sabor amargo de golpe. En general, ha predominado más el sabor amargo que el picante. Es intenso.
4º CORNICABRA: Se da más en la zona de Castilla La Marcha, es menos herbáceo en nariz, pero con matices de cáscara de plátano, menos verde. Un aceite que se utiliza mucho. Valores medios de amargo y picante, de una intensidad media. Va evolucionando más lentamente, es como si el paladar se acostumbrara al amargor y al picante gradualmente.
Después de esta interesante cata, que compartimos en espacio físico con los alumnos y alumnas de la Escuela, que faenaban en las cocinas de manera frenética, pero sin estridencias. De vez en cuando se me iba la vista hacia ese lugar donde me hubiera gustado estar durante una temporada, aprendiendo y practicando formas de cocinar. Era una vista muy agradable. En esto coincidimos Ana y yo, creo que a las dos nos hubiera gustado estar ahí. Un díita más de prácticas entre fogones, no hubiera estado mal.
Después tuvimos las clases con Juan Pablo Gámez, jefe de cocina y propietario del restaurante "Los Sentidos" en Linares. Ganador del Premio Internacional de la cocina del AOVE de Jaén en 2011, y en 2012 PREMIO NACIONAL CUCHARA DE PALO 2011. En su cocina son básicos los productos de la tierra, y sobre todo, el aceite de oliva virgen extra. Nos enseñó a preparar SALMOREJO DE CEREZAS CON ACEITE DE OLIVA PICUAL CON PICADILLO DE PISTACHOS, Y TOCINILLO DE ACEITE DE OLIVA, YOGUR Y FRUTA DE LA PASIÓN.
Después de Juan Pablo, llegó el turno de Montserrat de la Torre, que regenta la "Cantina la Estación" en Úbeda, una forma novedosa de entender la Restauración.
Ella nos implicó en la elaboración de los platos, y al final terminé con "las manos en la masa", literalmente hablando, ya que ayudé a preparar la tierra del postre, estrenando el delantal que nos habían regalado. ¡Gracias por el detalle tan bonito! Sus platos fueron: Bacalao confitado en aceite de oliva con espinacas de Jaén (estaba delicioso, y eso que yo no soy muy fan del bacalao) y torrijas con tierra de aceite de oliva arbequina, con una crema pastelera y helado de coco. El contraste de sabores resultaba exquisito.
La jornada terminó en el Restaurante "La Capilla" de la propia Escuela de Hostelería, un lugar muy bonito que no había conocido anteriormente.
Lo primero que nos encontramos en la mesa, y que a Ana y a mí nos hizo mucha ilusión, fueron las aceitunas de cornezuelo, ya que son muy típicas de la zona de Jaén, y difíciles de encontrar. Son aceitunas con un ligero sabor amargo, con aromas a limón, tomillo, ajo, e hinojo. Saben a campo. Son únicas.
El menú, exquisitamente presentado, y de sabores intensos, fue el siguiente: Las aceitunas, un paté de perdiz con foie de trufa y boletus, surtido de fritos con huevos y verdura en tempura (para mi gusto, espectacular), sopa de tomate con crema helada de aceite y berberechos con aceite de albahaca, cochinillo confitado con aceite de oliva virgen extra y salsa de ajiaciete, acompañado de unas migas de ochíos y salsa queso-miel. Al poner este plato en la mesa, los aromas subían mezclándose (vino de oporto, naranja, ajo...), y de postre un bizcocho de aceitunas.
Todo el menú con una presencia importante del Aceite de Oliva virgen extra, que ensalzaba el sabor de cada plato, y hacía de unión entre los distintos ingredientes.
Y ahí concluye nuestra jornada. Un viaje intenso pero encantador. Un reencuentro con mis raíces, con la tierra que me crió. De sus gentes aprendí los principales valores humanos. En sus calles correteé persiguiendo lagartijas, y de sus fuentes bebí agua fresca que me hizo descubrir los sabores auténticos. Mi aprendizaje en la cocina se inició aquí. Y de su cocina me gusta aprender continuamente. Y aunque viva en Málaga, no quiero olvidarme de esas recetas familiares tradicionales, que aún mi madre prepara.
¡Gracias Jaén, por existir! Y gracias por hacerme partícipe de estos momentos tan especiales.
Gracias a la Escuela de Hostelería La Laguna, por su acogimiento siempre. Gracias a Adriana, Nuria y Teresa, por la invitación, a la Interprofesional del Aceite de Oliva español, al personal que nos atendió, y a las personas que nos trataron muy bien en cualquier momento.
¡Ah, y no se me olvida! Nos habían preparado una bolsa y me llevé una grata sorpresa cuando ví un libro maravilloso. Soy muy impulsiva, y agradecí mucho este detalle. Es un libro con un título muy largo que lo dice todo: EL ASOMBROSO, MARAVILLOSO, SABROSO, CURIOSO, SANÍSIMO, HISTÓRICO, ARTÍSTICO Y FANTÁSTICO MUNDO DE LOS ACEITES DE OLIVA. Un libro con muchos dibujos, muy ameno, con algunas recetas, historia, poemas, anécdotas, etc... Uno de los mejores regalos que me puede hacer nadie: un libro. Y os dejo con una recopilación de la visita a Jaén, amenizada con un precioso tema de Serrat, en la voz de Laura León Sánchez. (para quien no la conozca, mi hija). El viaje de vuelta, pleno.
¿Qué pintan ahora unas torrijas, después de la Semana Santa?
Pues nada, que yo como torrijas durante todo el año. No a lo mejor tantas veces como quisiera, pero sí cada vez que me sobra pan.. y eso que casi siempre dejo que se ponga duro y lo rallo.
Pero mi madre ha hecho y hace torrijas cuando le sobra pan, en cualquier época del año. Y yo me he quedado con esa costumbre.
Y si alguien se ha perdido todas estas recetas tan ricas, tan especiales, tan tradicionales, tan familiares que han puesto mis camaradas blogueros y blogueras en estos días, aquí están las mías: sencillas, familiares y muy ricas.
Y además, se lo debo a un amigo de mis hijos, a Juan, que cuando empecé con el blog me pidió que publicara las torrijas, y siempre lo he tenido ahí, en el alma. ¡Por fín, aquí están!
Y mientras escribo esta receta, recuerdo el olor a vino, a canela y limón de las torrijas que hacía mi madre cuando era pequeña. Los domingos, que era cuando estábamos más tiempo en la cama, y a mi madre le daba tiempo a preparar desayunos especiales, nos despertábamos con estos olores y las tres hermanas mayores devorábamos el desayuno que ella nos prepararaba. Aunque también debo de reconocer, que yo retrasaba el momento de ponerme a comer, que siempre estaba mi madre detrás. ¡quién lo diría, ahora hay que estar detrás para que no coma!, jajaja.
En aquel momento ni se me ocurría pensar que yo, unos años después, haría esas torrijas también para desayunar para mis hijos, y además con el mismo cariño y la misma dedicación que mi madre le ponía.
Voy a intentar poner unas cantidades, por si alguien se acerca por aquí, despistado, un domingo cualquiera, a ver cómo se hacen. Y digo lo de voy a intentar, porque yo las hago a ojo. MI madre no me dio una receta, con ingredientes medidos y pesados. Un chorreón de vino en un plato con leche...; un puñado de azúcar con un poquito de canela...; dos huevos, para según qué cantidades... porque en casa gustaban mucho las torrijas, sobre todo a mi padre, que era capaz de comerse un plato entero y dejarnos sin probarlas.
- ¡Eduardo, no comas más, que las niñas no han comido! -le decía mi madre, asustada viendo cómo iba bajando la cantidad, y el plato se iba quedando vacío.
Así es que, mientras las hago, calculo y peso para saber más o menos qué cantidades pongo de cada uno de los ingredientes.
Yo también suelo hacerlas con pan de varios días, porque está más asentado, y es una forma de conseguir que no se tire, que se recicle. Aunque yo no suelo tener pan atrasado, porque también lo muelo para tener siempre pan rallado casero. Por cierto, como últimamente hago pan en la panificadora, y le suelo echar semillas de lino dorado (entre otras), algunas torrijas tenían esas semillas y era curioso al masticarlas.
Ingredientes: Para cuatro personas:
10 rebanadas de pan de dos o tres días. (una barra más o menos),
Dos vasos de leche, (como 400 ml. aprox,.),
Un vaso de vino blanco,
2 huevos,
Una cucharada de zumo de naranja (es una manía, pero mientras las preparo, me tomo un zumo de naranja y aprovecho un chorreón)
Una cáscara de limón,
Cuatro cucharadas de azúcar,
Una cucharada de canela molida,
Aceite de oliva virgen extra para freír.
Un palo de canela.
Preparación:
En un cazo caliento a fuego suave la leche y el vino con una cucharada de azúcar y la corteza de limón. A veces le añado media ramita de canela, pero eso es opcional. No dejo que hierva, pero sí lo tapo y dejo que se enfríe hasta que esté tibia y se infusione el limón.
Una vez preparadas las rodajas de pan, y cuando la leche está tibia, saco la cáscara de limón y voy mojando el pan. Dejo el pan en remojo hasta casi que se me olvida. Eso sí, el pan tiene que ser un pan asentado, si no, hago una papilla. toda la noche, si las quiero para desayunar. Después las saco y dejo escurrir sobre una tabla mientras preparo las demás.
Ya escurridas, bato los huevos en un plato y los rebajo un poco con una cucharada de zumo de naranja, y en su defecto, con un poco de agua (pero poca),
Con el aceite bien caliente, voy echando el pan y friendo a fuego medio, hasta que estén en el punto que a mí me gustan, ni demasiado crudas, ni demasiado fritas.
Las saco y pongo sobre papel absorbente.
En otro plato tengo preparado el resto del azúcar con la canela, bien mezclado, y voy rebozando las torrijas. Unas veces, admito, le pongo más canela, otras menos. Ya os digo, no tengo receta fija.
Y ¡listas para tomar! En ocasiones también le he puesto vino dulce, o anís... están riquísimas.
Es un plato, para mí, de reciclaje, porque además de aprovechar el pan que está duro, puedes cambiar ingredientes según lo que tengas en casa, y cada día es una sorpresa y una torrija distinta.
Ya hemos hablado de una receta tradicional, y sobre todo en Semana Santa. ¿quién no ha hecho unas torrijas?
Pero lo tradicional no está reñido con la modernidad. Y ese mismo día, por la tarde se me ocurrió hacer por primera vez, unas galletas con fondant, que está tan de moda.
Ya lo había hecho dos veces anteriormente. Una vez con Mariló Flores, en un curso al que asistí, hace más de un año (y más), pero creo que no era mi momento, y sólo hice 5 en la clase. No porque no fuera una excelente maestra, sino porque como digo, no era mi momento. Después no volví a tocar el fondant, hasta julio del año pasado, cuando mi hija Laura tuvo un concierto con Duvel. Mi amiga Reme me hizo unas galletas para la ocasión, y luego Laurita y yo, le ayudamos a decorarlas. Pero siempre bajo la batuta y la atenta mirada de Reme.
Fue un detalle para todas aquellas personas que se acercaron a disfrutar de la música y escuchar la voz de Laura. Sé que algunos todavía las tienen guardadas de recuerdo.
Y aquí, mis galletas, que las hice también animada por mi amiga Leyla, otra encantadora persona que conocí en La Casita Dulce de las Flores, y que me lió... me lió... y me vine con un paquete de 750 g. de fondant, y con cortadores de florecitas. ¡ay, que yo no quería!, ¿O SÍ?
Ella me indicó algunos pasos a seguir que se me habían olvidado.
Y la verdad es que disfruté mientras las hacía.
Y la receta de las galletas es la siguiente, sacada del blog de mi amiga Reme.
Es muy fácil y son muy ricas:
Ingredientes:
200 grs. de mantequilla
100 grs. de azúcar glass
300 grs. de harina
1 huevo
Bato todo, primero mantequilla (fría), harina y azúcar.
Luego el huevo, amaso, hago una masa compacta. Envuelvo en papel film transparente y meto en el frigorífico una media hora, mientras preparo la encimera, los moldes, la bandeja con el papel del horno, etc.
Después estiro la masa sobre la encimera con un poquito de harina, corto y pongo en el horno precalentado a 180º, durante 13 minutos aproximadamente.
Una vez frías, corto el fondant que ya he amasado un poco, he estirado y cortado con el mismo cortador. Le puse un poco de agua con un pincel y pegué el fondant, y después adorné con lo que tenía.
Debo mejorar, un montón. Pero me divertí de lo lindo.
Y ya está bien por hoy, que tardo en escribir, pero luego no hay quien me pare. Y que conste que esta entrada iba de torrijas sólo, la empecé hace tres o cuatro días... Luego le añadí las galletas, y ¡mira por dónde voy ya! Como siga así, la voy a publicar la Semana Santa de 2013...
Quienes me conocen y me siguen en el blog y por facebook, no les extrañará
que yo diga que mi asistencia a la Presentación de la I Semana Temática delChocolate ha sido una experiencia inolvidable.
Para quienes se acercan por primera vez les diré que me gusta mucho el
chocolate. Más trabajar con él que comerlo.
Ver cómo se derrite, cómo coge de nuevo las formas, el olor, el color, el
brillo... Las combinaciones que se pueden hacer, las sensaciones que
produce...
Hacer bombones, probar rellenos, crear decoraciones, utilizar moldes.... ¡Es
una delicia!
De vez en cuando necesito estar un ratito a solas con el chocolate.
Llevaba mucho tiempo queriendo o necesitando, mejor dicho, asistir a un
taller de chocolate, donde viera de primera mano a un profesional trabajar con él, ver cómo se llevan, cómo lo trata, qué le dice, y qué le
responde el chocolate.
Por el facebook ya conocía la existencia del Aula Bycheff, donde se dan
cursos continuamente y talleres de repostería.
En el momento que me enteré de esta actividad, me puse nerviosa, y busqué
por todos los medios la posibilidad de asistir a alguno de sus talleres.
Y el primer paso fue asistir a la presentación de la Semana Temática del Chocolate, que fue el pasado 28 de marzo y corrió a cargo de Fran Segura.
Fran Segura es el Director Técnico y Académico de Aula ByCheff.
Ha sido finalista en el Campeonato Nacional de Jóvenes pasteleros de España en 2002, y en años posteriores ha conseguido importantes puestos en la clasificiación. Premio al mejor bombón en el World Chocolate Master. Premio a la mejor tarta de chocolate. Actualmente regenta su propia pastelería Érase una Vez, lo que combina con su labor de docencia a nivel nacional e internacional. ¡Todo un artista, que nos dejó embelesados y embelesadas! ¡Yo la primera!
Desde Málaga, allí que nos plantamos las tres. Tenía mucha ilusión y estuve toda la semana deseando que llegara el día. Y no salí defraudada. ¡Todo lo contrario!
Nada más llegar Dani nos recibió en la puerta y nos dió la bienvenida. ¡gracias por el detalle1
Y al entrar, ufff, un olor a chocolate inundaba la estancia.
La presentación con demostración en directo estuvo genial. Las instalaciones están estupendas, amplias y con mucha luz. Los medios informáticos bien, y el taller, MARAVILLOSO. Yo estuve todo el tiempo con la boca abierta. Sí, no podía despegar la vista, ni el oído ni el olfato... ¡alucinada! Me encantó. No puedo decir más, porque hay que estar allí para poder describirlo.
En tres horas salieron tres tartas: Intenso chocolate, exótico y terra.
Y también dos tipos de petit four, de coffee Baileys y mojito
¿Seré capaz de hacer algo así en algún momento? En eso estoy, y por eso quiero seguir yendo a todos los talleres que pueda.
De momento, el día 13 vuelvo para asistir al taller de BOMBONERÍA que imparte David Pallas. ¡No me lo podía perder! Y creo que no voy a poder dormir hasta que llegue ese ¡GRAN DÍA! ¡Por fin, uno de mis sueños se verán cumplidos!
No dudéis en solicitar información, que sé que os va a gustar, y creo que todavía hay plazas para algunos de los talleres. ¡No os arrepentiréis!
Mientras, os dejo con el resumen de la presentación de la I SEMANA TEMÁTICA DEL CHOCOLATE, en Aula Bycheff. En Granada.
PARA MAS INFORMACIÓN en el
687 446 122 o by _ cheff@hotmail.com / www.bycheffmagazine.com