Ayer día 25, víspera de las vacaciones para algunas personas, fue un día duro de trabajo. Sé que es muy tópico: "DÍA DURO DE TRABAJO", pero es que en realidad fue así. Terminé más cansada de lo habitual, parecía que me hubiesen dado una paliza.
Después de almorzar no pude descansar, tenía que recoger las notas de mi hijo, de Manuel, y a la encantadora tutora se le ocurrió ponernos un power-point que ya antes habían visto sus alumnos y alumnas: "
Mala Madre", y nos advirtió que ya en su clase hubo algunas lágrimas. Bajó las persianas, se hizo el silencio, y comenzó la música. ¡Y ahí está la tonta de Mª Ángeles con las lágrimas en los ojos! Y cuando terminó ya rodaban por mis mejillas. ¡Qué sensible! ¡qué le vamos a hacer! La profesora se dió cuenta al encender las luces, ya que estaba de pie y no me pude esconder. Nos reimos un rato. jajajaj.
Después me acerqué a saludar al profesor de pintura de mi hijo, y estuvimos charlando un rato, de cómo iba y todas esas cosas que se hablan: - que va muy bien, que está muy contento con él, etc... etc...-, y yo me fuí más gorda de lo que llegué, ¡claro!, para eso estamos las madres.
Y ya me fui a casa, para arreglarme, para mi "primera gastroquedada".
Ilusinada. Esa es la palabra. Por conocer a tanta gente que había seguido en silencio por este medio de comunicación.
Me estaba resfriando, me picaba la garganta, los ojos, las encías... Me sentía mal, pero no podía faltar. Lo había prometido.
Y fue todo lo que yo esperaba y mucho más.
Personas a las que había seguido por sus blogs, buscando media hora antes de hacer la comida algo que poner en la mesa, con cualquier ingrediente que tenía en la nevera, y que en ese momento no se me ocurría qué hacer con él.
Milhojas de merengue, que encontré de un blog de una persona que se "intuía" encantadora, y que era de Málaga. Más tarde la conocí como Reme. Y ahora llegué a ponerle cara. Y me gustó más aún: tan familiar, tan dulce, y con mucha experiencia en la cocina y en la manera de hacer felices a los demás.
Y qué decir también de esta humilde galleta, unida a una preciosa taza de té, la cual me llevó a descubrir otro blog maravilloso de galletas y tartas.... ¡exquisitas! que luego, como no conocía, y mi dominio de internet estaba y está un poco "apagado", pues perdí de vista. Ahora me he reencontrado con él, de la mano de
Mariló. Y también le he puesto cara, y ella ha puesto voz, sonrisa y desparpajo.
Y he tenido la suerte también de conocer a
Maribel y Ángel, que con su sonrisa y simpatía me han enganchado. A Maribel la miras y siempre tiene la sonrisa puesta. ¿se la quitará para dormir? Creo que no.
Y no quiero olvidar a Olimpia, que al escuchar su voz ya me trajo recuerdos de mi infancia, de mis padres y mis hermanas en Granada, porque ella es de allí. No tiene blog, pero se los conoce todos mejor que yo. Y es muy agradable, muy sencilla y me encanta.
Y
´Toñi Gallego, de Guadalhorce Ecológico, que nos trajo un regalito que nos hizo mucha ilusión, aunque Pepe nos adelantara la sorpresa. Pero eso es como los Reyes Magos, que sabes que vienen, pero no sabes cuándo, ni lo que traen. Y además, cuando llegan, siempre estás preparada para recibirlos. Nos regaló una interesantísima información sobre la aceituna aloreña, y de la Asociación de quesos, y un bote de aceitunas.
Y no quiero olvidar a Jose, que tiene un blog con entradas muy variadas, se llama
blog sobre gustos. Podéis entrar aquí, como en todos los demás que están subrayados, para saber más de ellos. Gracias a él, pudimos degustar un menú exquisito, en una noche fantástica, en este restaurante que no conocía.
Un recuerdo también para Víctor, con un
blog de cocina mediterránea, donde las entradas son recetas en video. Una manera sencilla de explicar la forma de cocinar, y una manera sencilla de entender. Yo tengo un proyectillo, pero no sé cómo encajarlo. Llevo dándole vueltas y vueltas, y no sé por dónde cogerlo. ¡A ver, a ver!
Y Carlos, con su blog de
coctel y bebidas, muy interesante, que ya conocí en el curso de cocina malagueña que impartió Pepe.
Y por supuesto mi
Laurita, no puedo olvidarme de ella. Que con su simpatía y su dulzura llena el espacio donde está. Y gracias a ella puedo disfrutar de todo esto. Y que tiene unas ganas inmensas de hacer muchas cosas ricas, muchas ganas de aprender, y muchas ganas de enseñar lo que sabe, y lo transmite con mucho encanto.
Y por supuesto Pepe, más conocido por estos lares como
Pepekitchen, el que ideó crear un grupo como éste; una preciosa iniciativa que intentaremos ir asimilando poco a poco, y mejorando en todo, para que sea un grupo fuerte.
Y creo que no se me olvida a nadie. ¡Bueno, a personas que me hubiera gustado conocer, que tenía mucha ilusión por ponerles cara y hablar con ellas!. Pero que sé que en otra ocasión será.
Ah, y pongo el menú, ¡ufffff! qué rollo tengo.
El restaurante
Montana, en Compás de la Victoria, precioso.
Nada más entrar, unas luces preciosas, que iluminaban como si fueran estrellas, colgando de un cielo azul oscuro. La foto no es muy buena, pero las otras que son mejores, no dejaban ver tantas estrellitas como esta foto.
Por dentro, un patio con plantas, que invitaba a descansar.
Y el espacio acogedor, por su luz tenue, por su silencio. Amplio.
Y el menú me gustó mucho. Me sorprendió la mezcla de sabores.
Para empezar, una crema de
lentejas con regañás, muy finitas. Muy sabrosa.
De primero, o entrante, Ensalada de sardinas con membrillo de tomate. ¡qué rico! ¡Qué mezcla de sabores, de la sardina, la lechugita y ese membrillo...
Nunca pensé comer sardinas que no fueran en espetos, asadas en la lumbre, junto a la playa... Y aquí estaba, saboreando este manjar.
Seguimos con un pescado, corvina con Marmitako de chipirones y almejas. Un pescado muy sabroso, y el picadillo estaba especialmente bueno.
Después continuamos con la carne, un nombre muy largo, pero que se resume en pocas palabras: ¡Delicioso!
Carrilleras de cerdo Ibérico estofado con escabeche de setas y patatas. Para mí, sobre todo, el acompañamiento, el escabeche de setas y patatas. Qué sabor más delicado.
Todo esto regado con un buen vino, que no sé de qué marca era, pero que era muy bueno. A ver, alguien pondrá la marca, seguro.
Y de postre, Espuma caliente de gachas, trufa, anís y galleta crujiente. ¡Ya no me quedan palabras! Que se me acaba el repertorio, los sinónimos.... a ver, a ver... ¡sabroso, muy sabroso! ahí sí que había una buena mezcla de sabores, que nunca antes sospecharía que se podían llevar bien. Pues se llevaron y de qué manera. Aquí la foto ya no salió muy bien. Mi cabeza estaba cada vez más congestionada, y casi ni veía.
Y para finalizar, un té o café, acompañado por unos dulcecitos muy ricos, me quedé con las magdalenas (muy pequeñas, pequeñas, de naranja), me encantaron, acompañado de otro dulcecito.
Y luego un Gin-tonic, con
Tónica water, una agua tónica que realza el sabor de la ginebra
Bulldog, con una barrita de regaliz para mezclar. Muy original.
Todo muy bien, aunque nos faltó tiempo. Creo que queríamos hablar de muchas cosas, y estábamos un poco nerviosos por saber más y más de nuestras experiencias. Se pincelaron algunas ideas para otras posibles quedadas: catas de queso, visitas a museo de pan, cursos... Todo, todo se andará, y a buen paso.
Hoy me duele todo mi cuerpo, desde la punta del último pelo de la cabeza, hasta la planta de los piés. ¡VACACIONES, BENDITAS VACACIONES!
Ahora tengo la nariz congestionada, los ojos me pican y la voz suena grave y cascada. Mi primer resfriado en muchos años. Pero aquí está, y tengo que bregar con él algunos días.
Me levanté muy temprano, como una quinceañera después de su primera cita...