Estoy muy preocupada.
Cualquier día me pierdo y me tienen que buscar por toda Málaga. ¡Menos mal que me encontrarían fácilmente, con estos pelos tan rizados, la cabeza de leona, y la cara de, ¿quién soy, dónde estoy? Y si piensan un poquito, que me busquen en una tienda de cacharros de cocina, por ejemplo, en Maqueda o algo así... jajajaja.
Le comenté a Loli, una de las socias del blog
Mi alacena, que haría los conos rellenos de chocolate blanco que había colgado. En cuanto los ví me lo propuse. ¡Me pirra el chocolate blanco, y tenía en la casa hojaldre! Así es que pensé hacerlos inmediatamente. Y cuando me da el arrebato, me da, y ¡ya está!
Tenía que comprar los conos para hacer la forma. Los había visto varias veces, pero no me había decidido. Ahora era la excusa perfecta. Como esto lo venden en el centro, en una tienda que se llama Maqueda, frente al Mercado Central, aproveché mi salida para comprar todo lo que le faltaba a Laura para el musical del día siguiente: papel pinocho, pintura para la piel, cartulina, etc.. El centro está a 15 ó 20 minutos de mi casa andando. Así es que salí a las 18'30 horas de casa. Fuí de una tienda a otra, buscando ingredientes, material, etc. Encontré una tienda donde vendían chocolate en trozos grandes, que no encontraba por ningún lado. Entré en varias tiendas buscando; de una a otra, de una calle a otra. Llegué por fin a la tienda donde compraría los conos, toda alivida, cansada, y muy lista yo, muy pancha, compré un molde para cortar los donuts y miré algunas cosas más. Pero, ¿para qué quería yo un molde así? ¿? Seguí mi ruta por las calles antiguas de Málaga, y debo reconocer, que, a esas horas de la tarde, disfruté de mi visita. Me dolían los pies, porque llevaba desde por la mañana sin descansar.
Cuando ya volvía para casa, después que las tiendas ya habían cerrado, me doy cuenta que no había comprado los conos. ¡Qué coraje! ¡No puede ser!, -pensé-.
Si he venido al centro justo para comprarlos. He estado allí y he comprado un molde para donuts (que no sé si usaré y que no necesitaba, no sé a cuento de qué. ¡Vamos, que se me fue la olla por completo! ). He recorrido todo el centro, he comprado el chocolate blanco, y ahora me voy sin ellos. La casualidad hizo que estuviera -sorprendentemente-, al lado de la tienda, y, sorprendentemente también, por la hora que era, estaba abierta. Entré como una bala a por los conos, suspirando profundamente un ¡¡¡¡UFFF, MENOS MAL!!!!, no creyéndome aún que me hubiera pasado eso. El dependiente me miraba un poco extrañado, como diciendo que a la loca ésta qué le pasaba.
Me fui tan contenta a mi casa, con los conos en el bolso, y la satisfacción del deber cumplido. Ahora tendría que hacerlos. En el autobús de vuelta, ya cerca de las 10 de la noche, iba imagiándome cómo los haría.
Nos fuimos a tomar algo fuera porque no tenía ganas de cocinar, estaba muy cansada.
El sábado era un día muy movido. Por la tarde actuaba Laura con sus compañeros de canto. Hacía un musical, así es que se fue a las 12 para preparar el escenario, ensayar, etc.
Manuel se fue muy, muy temprano a jugar un partido de fútbol. Manolo tenía que hacer varios recados. Yo tenía que hacer una gran tortilla porque se quedaban algunos padres a comer allí donde se iba a representar ya que venían de fuera. También hice el mousse de chocolate (por fin recogí la thermomix).
Pues dentro de todo este barullo, cuando más estresada estoy, me da por hacer alguna receta fuera de lo normal. Así es que preparé el chocolate blanco, el hojaldre, la nata y... voy a por los conos.
¿Os podéis creer que estuve más de hora y media buscando los conos? Pues sí, aunque sea increíble, eso fue lo que pasó. Miré hasta en sitios inverosímiles, por si acaso. Yo ya no me fío ni de mi sombra.
Busqué en estanterías, en el frigorífico, en bolsos, en bolsas de basura (por si las moscas, como decimos por aquí), miré en cajones de la cocina, en muebles... ¡Yo qué sé! Me volví loca. ¡No me lo podía creer!
Al final, después de estrujarme los sesos, y mirar por enésima vez, los encontré en mi bolso. ¡Vaya, vaya la lata que me van a dar los conitos éstos! Pero no me amilané. Limpié mi encimera, más limpia aún de lo que estaba y me puse a prepararlos.
Manolo llegó con la frruta y la verdura. Luego Manuel con la compra de la semana. Y luego mi suegra a verme, y el teléfono sin parar de sonar. Y entre tomates, lechugas, naranjas, tortilla de patatas, mousse de chocolate, entre medias hice los conos rellenos de chocolate blanco.
Os dejo la receta tal cual me la dió Loli, porque mi cabeza no estaba para hacer versiones, ni cambiar ingredientes, ni eliminar, ni añadir. Así es que hice el paso por paso, y es así, según Loli, como se hacen estos
conos de chocolate blanco.
Ingredientes:
- Una lámina de hojaldre (no tenía de Lidl, lo siento Loli, era otra marca),
- Un huevo,
- 6 conos de aluminio (los conos, dichosos los conos...),
- 150 ml. de nata para montar,
- 150 gramos de chocolate blanco,
Preparación:
- Estira la lámina y déjala muy finita,
- Loli me dijo que no se me olvidara untar los conos con mantequilla, será para que no se pegue el hojaldre. Lo hice Loli, me acordé.
- Corta el hojaldre en 6 tiras finas, y enrolla sellando bien la parte de abajo,
- Se pinta con el huevo batido y se mete en el horno precalentado 180º durante 15 minutos, (aquí he subido un poco el tiempo, porque al principio estaban muy blanquitos). Demasiado, porque estaban crudos,
- Cuando estén fríos se sacan del molde. Ten cuidado de no cerrarlos hasta arriba con el hojaldre, porque si la masa sobresale del cono, cuando se cuece se pega al filo del cono y no sale bien, y se rompe el hojaldre, (que a pesar de los consejos, ya me pasó con uno dos),
- Espera 10 minutos hasta sacarles el cono y preparar la ganaché (eso ponía Loli en su blog, qué instruida en idiomas. Yo le digo mousse de chocolate blanco, que me entero mejor);
- Se calienta la nata y sin que rompa a hervir, se echa el chocolate blanco hasta que se derrita y se mezcle,
- Y aquí es donde me digo: ¡Mª de los Ángeles, tenías que haber empezado por ahí! Porque esta mezcla se mete en el frigorífico, a ser posible hasta el día siguiente. Eso sí lo hice bien, y lo preparé el viernes por la noche, antes de acostarme. Este paso es conveniente llevarlo a cabo, porque así se monta luego en un plis-plas. Al día siguiente montamos el ganaché con una manga pastelera y rellenamos los conos. ¡Y a comer! ¡qué buenos! A mí la primera tanda me salió màs cruda, porque no le pillé el punto al hojaldre. Si lo he hecho 4 ó 5 veces en mis cuarenta y tantos años.
- Prometo mejorar la receta.
Pues nada Loli, que muchas gracias, que ha sido un placer hacerlos, aunque estuvieron rodeados de polémica y alboroto. Pero quienes pasaron por mi casa y los probaron, se quedaron sorprendidos de que yo hubiera hecho eso. Manolo creía que los había comprado en La Canasta o cualquier otra pastelería.
Y después de esta odisea con el olvido y la compra de los conos, ¿ A que tengo motivos para asustarme?
Bueno, me voy a dormir que me pican los ojos, y mañana tengo que madrugar.